miércoles, 25 de noviembre de 2020

RITUAL DE UNA METAMORFOSIS EN MOVIMIENTO (1946)

Bailarina, coreógrafa, poeta, escritora, teórica, artista, activista y cineasta. Maya Deren era una mujer de muchos matices que nos ha dejado un legado de incalculable valor. Ucraniana, aunque con nacionalidad estadounidense, la directora pertenece a esos tiempos de cambio, de explosión creativa. Las vanguardias modernas estadounidenses surgieron no solo como un espacio para dar rienda suelta a la experimentación y el arte, sino también como un refugio para ensalzar valores e ideas que continuamente eran silenciadas. En ese legado, que nos permite disfrutar de lo mejor de la esencia de Deren, han quedado piezas inscritas a fuego en la historia del cine, como “Witch’s Cradle” (1944), “Meditation on Violence” (1948) o, la que sin duda es la más importante e imprescindible, “Meshes of the Afternoon” (1943), una obra ensalzada por célebres cineastas como David Lynch, en la que encontró su máxima inspiración.

Deren es de las pocas mujeres cineastas que la historia ha sabido colocar en el lugar que le corresponde, aunque parte de culpa reside en sus encuentros universitarios para abrir mentes e introducir a los estudiantes en el intrigante mundo del cine no narrativo. Precisamente, gracias a su labor, recibió cierta notoriedad que otros artistas contemporáneos no pudieron disfrutar, especialmente aquellas mujeres que también aportaron su propio grano de arena, pero que, hasta hace pocos años, no se rescataron. Todas ellas rodearon, acompañaron y formaron parte de la carrera de Deren como parte de esas grandes amistades y fuentes del mayor derroche creativo e inspirador. Fruto de ese virtuosismo surge “Ritual in Transfigured Time” (1946), que no solo guarda la propia esencia de la directora, sino que, además, forma parte de su pequeña colección perteneciente al dance film. Con esos recuerdos de quien ha dedicado su vida al baile, la pieza parece transmitirnos a simple vista un encuentro entre dos mujeres que les conduce a un evento social a modo de fiesta coreografiada.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

LA ESENCIA FUGAZ DE LA AVENTURA ÓPTICA (1963)

Podría decirse que Stan Brakhage es todo un artesano cinematográfico, un explorador de la propia esencia, de la máquina en sí misma, un cuidadoso artista que la historia del cine nos ha presentado como uno de los directores de cine experimental más importantes del mundo. Su trayectoria, unida de por vida a las vanguardias modernas que surgieron a mediados del siglo XX en Nueva York y California, nos revela que estamos ante un autor sin igual, capaz de trabajar con el propio material no como medio, sino como un lenguaje en sí mismo. Brakhage, en definitiva, es fruto de su contexto, al formar parte de ese grupo tan influyente encabezado por el popular Andy Warhol y seguido por el controvertido Kenneth Anger o los inolvidables Maya Deren, Shirley Clarke, Storm de Hirsch, Chris Marker o Marie Menken, entre otros.

Precisamente, el artista nos ha dejado como legado una ingente cantidad de metrajes no narrativos compuestos por una amplia diversidad de formatos y estructuras, pero siempre centrados en su labor artesanal tan característica. Ya sea la pintura como el propio celuloide, el material se convierte en un fenómeno visual indescriptible, capaz de sumergirnos en experiencias muy diferentes, transformadoras, cambiantes, fluctuantes, determinadas, en muchas ocasiones, por los principales intereses y por la curiosa y críptica sensibilidad del autor. En todos ellos, podemos participar de esa reflexividad que se desprende de sus piezas, centradas en cuestiones existenciales, como la propia vida y mortalidad del ser humano, su fugacidad y hasta su sexualidad. Distanciándose de estas tendencias, del uso de la pintura en las diversas colecciones que posee o las rasgaduras que ejecuta en el material, podemos encontrar “Mothlight”, un metraje encontrado propio del expresionismo abstracto en el que Brakhage insertó pequeños fragmentos de hojas secas, pétalos de flores, hierba y alas de polillas, colocados entre dos tiras de celuloide, para proyectar una imagen realmente impactante y única.