Todavía seguimos recordando y reivindicando la figura del
cineasta español Segundo de Chomón para que la historia del cine le coloque en
el lugar que se merece. Su aportación nos permite disfrutar a día de hoy de más
de 200 piezas de la etapa preclásica del séptimo arte, una amplia filmografía
construida por una gran variedad de metrajes tanto de ficción como
primeros documentales. En este sentido, recordemos los fragmentos en los que
retrataba ciudades como Barcelona, Gerona, Zaragoza o Madrid o documentos
históricos de un valor incalculable como la boda del rey Alfonso XIII o una de
sus recepciones en Barcelona. Sus inicios parisinos le permitieron conocer de
primera mano el funcionamiento del cinematógrafo de los hermanos Auguste y Louis Lumiére y,
desde ese momento, Segundo de Chomón dedicó toda su vida al mundo
cinematográfico a través de las compañías Pathé Frères e Itala Films.
De entre todos sus trabajos, la producción francesa “El
Hotel Eléctrico” adquirió una gran popularidad. Un éxito en su carrera que
llegaría en 1908 y que le permitiría que su obra pudiera tener una mejor salida
comercial. Sin embargo, en la historia del cine queda inscrito por ser la
primera película en la que se utilizó el sistema de paso de manivela, de
invención propia, tal y como quedó señalado en el propio metraje. Su narración, que cuenta con la colaboración de su esposa, la vedette Julienne Mathieu,
parte de una visión casi futurista que ellos mismos protagonizan. Un matrimonio llega a un hotel en donde el
servicio está automatizado. Tan solo trabaja un conserje, puesto que el resto
de funciones parecen realizarse solas, como el desempaque de las maletas, el
afeitado del hombre, el peinado de la mujer, etc. Sin embargo, esta modernidad
termina pasando factura cuando el mecánico que se encarga de su buen
funcionamiento llega borracho a la sala de maquinas y genera un terrible caos
en la habitación de los huéspedes.