La indispensable filmografía del productor, director y
guionista madrileño Rafael Gil se extiende por más de 45 años de historia del
cine español con películas inolvidables con las que iniciaba su carrera, como el intrigante drama romántico
“Huella de Luz” (1943) o “Eloisa está debajo de un Almendro” (1943), adaptación
de Enrique Jardiel Poncela, que contaba con Rafael Durán y Amparo Rivelles. Ambos actores no
tardaron en repetir experiencia bajo las órdenes del cineasta con “El Clavo”
(1944), otra adaptación, esta vez, de la obra de Pedro de Alarcón. Tampoco
podemos olvidar “La Calle sin Sol” (1948), para muchos considerada una de sus
grandes creaciones; o la comedia “El Hombre que se Quiso Matar” (1942) y que él
mismo se encargó de llevar a cabo un remake en 1970.
Sara Montiel, Fernando Rey, Jorge Negrete,
José Isbert, Rafaela Aparicio, Paquita Rico, Arturo Fernández, Carlos
Larrañaga, Vicente Parra, Joselito, José Luis López Vázquez, Sancho Gracia,
Carmen Sevilla, Alberto Closas, José Sacristán, Tony Leblanc, Emma Cohen, Charo
López, Juan Luis Galiardo, Alfredo Landa o Francisco Rabal, entre otros muchos,
formaron parte de su trayectoria profesional en mayor o menor medida.
Precisamente, éste último protagonizó, junto a Madeleine Fischer, “La Gran
Mentira” en 1956. Su historia, elaborada por Vicente Escrivá y Ramón D.
Faraldo, retrata el lado más efímero del estrellato. El actor César Neira
(Francisco Rabal) ha perdido su fama, quedando en el olvido a pesar de su tan
joven carrera y siendo rechazado, incluso, por su novia, la actriz del momento
Sara Millán (Jacqueline Pierreux). Hace tiempo que ya no le ofrecen trabajos,
pese a los incansables intentos de su representante, César (Manolo Morán). Ya
sólo le queda formar parte del jurado de un concurso de belleza que realiza la
radio. Su elección es una bonita muchacha llamada Teresa Campos (Madeleine
Fischer), quien resultará finalmente ganadora. Cuando el locutor (Bobby Deglané) se pone
en contacto con la joven, ésta, entre lágrimas, rechaza el premio, pero César
Neira ve en ella una oportunidad única para recuperar la popularidad.