"Tusk", del conocido director y guionista estadounidense Kevin Smith, vende la historia de Wallace Bryton (Justin Long), un locutor de podcast (para los neófitos
en nuevas jergas: programa de radio hecho por aficionados, que es
editado y subido a internet, donde se espera que éstos proliferen y se
lleven beneficios en publicidad), que se traslada a Canadá para
narrar una historia bizarra y freak. Al encontrarse un chasco en
tierras canadienses, decide entrevistar a un curioso personaje llamado Howard Howe (Michael Parks), que
ofrece alojamiento y pintorescos recorridos por los recuerdos de su vida a cambio de que el
huésped, se disfraze de morsa. Ante tal estrambótica tesitura, el protagonista se ve envuelto en una macabra y "original" trama de terror.
De todos es sabido que, para bien o para mal, Smith se ha hecho un
hueco en los corazones del público más freak, ávidos de cómics, comedia
de tacos y zafia, historias de amor salidas de una teleserie y, por
supuesto, la franquicia de sus dos platos estrella: Jay y Bob el
silencioso (personajes creados para el "Universo View Askew").
Ya con "Red State" (2011), el autor se desligó de sus habituales
trabajos para ofrecer una película macabra y distinta con la coletilla
"basada en hechos reales" y que sorprendió a propios y extraños. Pues bien, en esta "Tusk", nos ofrece la primera de una
serie de leyendas urbanas que se han transmitido por EEUU y Canadá, a
través de los susodichos podcast o, simplemente, del boca a boca de
oficinistas, estudiantes de instituto o amas de casa. En la cinta, tenemos todo un ejercicio de humor ácido, malrollismo y una
combinación en la que igual te arranca una sonrisa como una desagradable
sensación.
Nos habla de monstruos, sí, pero del peor de
todos ellos: el ser humano. Y lo hace con una forma absolutamente
natural de cómo la condición humana es mucho más brutal que la de
cualquier depredador (todo ello, siempre desde el encanto de la
desvergüenza y una lengua afilada tan presente en toda su obra). La
parte previa al nudo de la trama resulta una clara lucha cómica a los
enfrentamientos tan clásicos entre estadounidenses frente a los
canadienses, para después girar las tornas al presentar un muestrario
salpicado de toques gore que se desenvuelve de una forma realmente sencilla, aunque
parezca que choque con la forma que tienen de presentarnos la narración en
sí.

La construcción de la historia como de su
espiral de locura cruel y despiadada no ha sido el choque que cabría
esperar del imaginario de este cineasta, pero aún le falta mucho para
que dé a luz a esa obra que muchos esperamos que sea
la que realmente impacte y que se convierta en un nuevo género a tener
en cuenta. Juzgad vosotros mismos.
Lo mejor: la sublime y malvada interpretación de Michael Parks.
Lo peor: no consigue atraparnos como Kevin Smith pretendía a través de un nuevo imaginario.
Lo mejor: la sublime y malvada interpretación de Michael Parks.
Lo peor: no consigue atraparnos como Kevin Smith pretendía a través de un nuevo imaginario.
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