
La cineasta estadounidense Amy Berg, nominada en los Oscars en 2006 por “Líbranos del Mal”, su primer largometraje, suma un nuevo homenaje a una de esas artistas tan admiradas, pero tristemente desaparecidas, Janis Joplin. Un documental que repasa la vida de una de las mejores voces del rock y el blues. Carismática, profunda y diferente, con miles de seguidores tanto fuera como dentro de su profesión y todo un icono de los años 60. "Janis" comienza con la infancia de la cantante tejana en Port Arthur, una época en la que, lejos de ser idílica, construyó una inseguridad que tristemente aumentaría con el paso de los años. El rechazo constante y el acoso que sufría, hicieron que la joven no tardara en mostrar su rebeldía durante la adolescencia, convirtiéndose en todo lo contrario a una “chica bien” de entonces.

“Janis” recoge un trabajo de documentación sobresaliente compuesto por testimonios de familia y amigos, entrevistas de la propia artista, fotografías y grabaciones personales y cartas escritas de puño y letra por ella misma, dedicadas a sus padres, de los que tuvo que separarse para poder conseguir un sueño. Precisamente son estas últimas, narradas por la cantautora sureña de rock indie Chan Marshall, artísticamente conocida como Cat Power, las que mejor dan a conocer a la cantante. Estos datos nos descubren a la persona que se esconde tras el ídolo, tras el mito que ha ido creciendo con el paso de los años. Joplin no poseía la fortaleza que intentaba transmitir en sus directos, pero tenía una personalidad arrebatadora. Sin embargo, en su interior había demasiada oscuridad, un profundo terror a seguir sufriendo como cuando era pequeña.
Día tras día, su mente quedaba dañada por esas inseguridades, las únicas culpables de una vida repleta de drogas y excesos, actos nocivos que deseó abandonar más de una vez y no pudo evitar sucumbir ante ellos. Sus debilidades acabaron asfixiándola, precipitando un final por todos conocido y que escondía una historia de amor, un drama a contrarreloj que destapaba sus deseos y anhelos más recónditos. Su voz desgarrada daba vida a unas letras que expresaban cada uno de sus sentimientos, su complicado pasado y un presente imposible.

Berg desarrolla la historia de forma dinámica, permitiendo fluir los acontecimientos por sí mismos y sin buscar ningún tipo de sensacionalismo, aspecto en el que es fácil caer cuando se trata de un biopic de este tipo. Casi dos horas de metraje en las que es imposible apartar la vista de la pantalla, de los escenarios que la vieron crecer y marchitarse. Risueña y divertida ante las cámaras, fans y amigos, con una voz inigualable y memorable, la cantante permanece en nuestras retinas de manera hipnótica a cada minuto.
“Janis” es el perfecto homenaje para la artista. Una cinta que supone un recuerdo agridulce y que se hace indispensable tanto para admiradores como simples aficionados. Profundo, melancólico y realista, el documental de Berg nos adentra en la verdadera mujer que se esconde tras el mito. Una persona extremadamente sensible y necesitada de cariño que se refugiaba en una especie de máscara llena de fortaleza cada vez que se mostraba en público. Entre nosotros permanece el recuerdo de su extraordinario talento para expresar su dolor a través de las canciones, de olvidar sus penas en presencia de los focos, de la seductora esencia de su voz y de su poder embaucador para encontrar un refugio a todos aquellos que necesitaban consuelo. Janis sigue siendo inolvidable.
Lo mejor: la profundidad del relato. La fantástica labor de documentación.
Lo peor: “Janis” no será su último homenaje, puesto que aún queda mucho por conocer de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario