Los inicios del director y guionista surcoreano Lee
Byeong-Heon parten de la colaboración con el cineasta Kang Hyeong-Cheol a través de la
adaptación de una novela para su primer largometraje, la comedia dramática
“Speedy Scandal” (2008), que terminó convirtiéndose en la quinta película más
taquillera de 2008. Kang volvió a contar con él para dar a luz “Sunny”, una
segunda obra también en clave de comedia dramática que en 2011 superaría los
beneficios de la primera tras vender más de 7 millones de entradas. Tan solo un
año después, Lee daría el salto a la dirección de cine con “Cheer Up Mr. Lee”
(2012) y la serie “Peckish Women” (2013). Desde entonces, ha seguido
compaginando la adaptación de textos literarios al cine, mientras ejercía su
labor tras las cámaras. Sin embargo, no sería hasta la comedia de acción
“Extreme Job” cuando alcanzara los cielos al colarse en el primer puesto de las
películas con mayor recaudación de 2019 en la taquilla surcoreana con más de
113 millones de dólares. Así es, la cinta se convirtió en la sensación del año,
superando, incluso, a los grandes blockbusters hollywoodienses como “Avengers:
Endgame” (Anthony y Joe Russo, 2019) o “Frozen 2” (Chris Buck y Jennifer Lee,
2019).
El jefe de policía Go (Ryoo Seung-Ryong) y los agentes Jang
(Lee Ha-Nee), Ma (Jin Seon-Kyu), Young-Ho (Lee Dong-Hwi) y Jae-Hoon (Gong
Myung) forman un equipo de trabajo dentro del departamento de narcotráfico.
Hace tiempo que Go desea ser ascendido a capitán, pero las misiones
siempre acaban resultando fallidas. Un día, localizan a Lee Moo-Bae (Shin Ha-Kyun), un
narcotraficante que, tras salir de la cárcel, ha decidido reunir a gente para
iniciar un nuevo negocio en el oscuro mundo de las drogas. Por ello, el grupo de Go compra el
restaurante situado enfrente de la oficina. Sin embargo, su tapadera les obliga a diseñar
una nueva receta de pollo para que ningún vecino sospeche, la cual termina siendo todo un éxito en la ciudad.
Tanto es así, que las colas interminables de comensales les impiden mantener la
guardia frente al nuevo entramado de Lee. De esta forma, comienzan los enredos
en lo que supone una comedia de gran sencillez que logra arrancarnos más de una
carcajada ante la desesperación de sus protagonistas. La expresión corporal y
alguna que otra payasada en el momento más indicado nos revelan un diálogo
ingenioso y un texto bien elaborado, obra de la guionista surcoreana Bae
Se-Young, de cuyo buen pulso se puede disfrutar en alguna que otra comedia más,
como “In Love And The War” (Park Geon-Hong, 2011), “Intimate Strangers” (Lee Jae-Gyu, 2018), una de las muchas
versiones de la italiana “Perfetti Sconosciutti” (Paolo Genovese, 2016); o, de
nuevo junto a Lee Byeong-Heon, “What a Man Wants” (2018).
El metraje, de 111 minutos de duración, parece dilatarse en determinadas escenas que apenas aportan a la historia, lastrando el
buen ritmo del que partía en sus minutos iniciales con la persecución de un
pícaro narco. Sin embargo, cualquier obstáculo en el camino es solventado con
un final que, aunque esperado, es de lo más hilarante. Es entonces cuando
verdaderamente conocemos en profundidad a los cinco agentes gracias al
despliegue de sus talentos ocultos. No faltan tampoco algunos guiños a grandes
éxitos de la taquilla surcoreana, como “Train To Busan” (Yeon Sang-Ho, 2016) y
su posterior auge de ficciones sobre zombies. Aunque, sin duda, la clave de
“Extreme Job” es su elenco, rostros populares en la industria surcoreana, como
la actriz Lee Ha-Nee en un rol de mujer todoterreno, capaz de esconder sus
verdaderos sentimientos tras un carácter fuerte e intolerante. Junto a ella,
los actores Jin Seon-Kyu, que cuenta con una extensa trayectoria en la que
surgen títulos sobradamente conocidos como “El Bueno, el Malo y el Raro” (Kim Jee-Woon, 2008), “Poongsan” (Juhn Hai-Hong, 2011),
“Tunnel” (Kim Sung-Hoon, 2016), “Dark Figure of Crime” (Kim Tae-Gyun, 2018) o “Svaha: The Sixth Finger” (Jang Jae-Hyun, 2019), entre otras
muchas. Lee Dong-Hwi resulta algo más familiar tras su aparición en
“Tazza: The Hidden Card” (Kang Hyung-Chul, 2014), “Veteran” (Ryoo Seung-Wan, 2015) o “The Handmaiden” (Park Chan-Wook, 2016). Igualmente, se une al reparto el joven Gong Myung, fácilmente detectable en “Un Monstruo En Mi Puerta” (July Jung, 2014). Todos
ellos eternos secundarios que, en más de una ocasión, no hemos percibido o
apreciado y que aquí cobran un protagonismo merecido.
Por su parte, destaca el veterano Ryoo Seung-Ryong, de quien
hemos disfrutado a través de las series “IRIS” (Yang Yun-Ho y Kim Gyu-Tae, 2009) y “Kingdom” (Kim Sung-Hoon, 2019-) o blockbusters indispensables de esta cinematografía como
“The Front Line” (Jang Hun, 2011), “Masquerade” (Choo Chang-Min, 2012), la conmovedora “Miracle in Cell No.
7” (Lee Hwan-Kyung, 2013), la gran superproducción “Roaring Currents” (Kim Han-Min, 2014) o “Psychokinesis” (Yeon Sang-Ho, 2018). Más que
esencial es su intervención en “Extreme Job”, un padre de familia desesperado
por un ascenso, al menos para no seguir decepcionando a su esposa y a su hija.
Frente a él, Shin Ha-Kyun, actor que prácticamente no necesita presentación al
haber formado parte de las películas más internacionales del cine surcoreano,
desde “Joint Security Area” (2000) y “Thirst” (2009), de Park Chan-Wook; hasta “No Mercy for the Rude” (Park Cheol-Hee, 2006), “El Gran Golpe” (Choi Dong-Hoon, 2012)
o “La Villana” (Jung Byung-Gil, 2017). El entrañable sordomudo de pelo color turquesa que salía en
“Sympathy for Mr. Vengeance” (Park Chan-Wook, 2002) se ha convertido en un ambicioso narcotraficante deseando
ganar en todos los sentidos. Ansias de poder que le obligan a sacrificar
cualquier relación con tal de, por fin, salir vencedor en sus negocios.
“Extreme Job” promete una fácil digestión, después de un
consumo rápido y sencillo. Una divertida narración en donde la comedia y las
escenas de acción adoptan cierto equilibrio al igual que las fuerzas entre el
bien y el mal, porque, en esta ocasión y solo de forma aparente, tanto los
buenos como los malos no parecen contar con la destreza necesaria. Al igual que
el pollo de los protagonistas, la receta de Lee Byeong-Heon ha funcionado a la
perfección con un éxito totalmente inesperado. Alegre y refrescante, ha sido capaz de
evadir el olor a rancio de algunos clichés del subgénero para darle un toque de originalidad
pese a su esperado final. Y es que, aunque sepamos qué va a ocurrir, resulta
aún más gratificante cómo se desarrolla la historia de Go y los suyos.
Lo mejor: su final, que, pese a ser más que evidente,
despliega risas y adrenalina a partes iguales.
Lo peor: ciertos instantes innecesarios que, en lugar de
aportar a la narración, tan solo ayudan a dilatar la cinta.
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